Cuentan que un cartel con la frase “Welcome to the shade” (“Bienvenidos a la sombra”) daba la bienvenida a los visitantes extranjeros en la casa de Domingo Faustino Sarmiento en el Delta del Tigre.
Fue una exhibición de Gachi Rosati realizada en el Museo desde noviembre 2021 hasta marzo 2022; dónde estableció cruces idiomáticos, históricos y artísticos entre territorios distantes.
Sus pinturas, desarrolladas a partir de imágenes vinculadas con el sufragismo, entraron en diálogo con parte del acervo del Museo Histórico Sarmiento, en particular, con objetos y documentos asociados a tres figuras femeninas: las argentinas Juana Manso y Eugenia Belin, y la norteamericana Mary Mann.
Una bienvenida a las sombras presenta parte de su indagación en archivos vinculados al sufragismo, que nos traen a los debates de nuestro tiempo. La imaginería popular que la artista reproduce fue arma de una batalla visual desarrollada entre quienes apoyaban nuevos papeles para las mujeres y quienes querían mantener intactas estructuras tradicionales.
La mujer ha estado en el centro de las narrativas en torno a una sociedad virtuosa. En las imágenes antifeministas ─muchas de ellas tarjetas postales─, las mujeres son indomables y deben ser disciplinadas. La mujer encarna una forma interna de peligro, que se suma a la amenaza de la “barbarie”. Rosati sugiere que las sombras que se proyectan sobre el mundo “civilizado” surgen también de su interior: mujeres anómalas que se funden con lo animal y que ponen todo en riesgo con su salvajismo.
Estas imágenes de naturaleza brutal tuvieron una circulación amplia: no fueron pocas las mujeres que enviaron las postales en un juego desobediente e irónico. Es esa misma capacidad de hacer lecturas desviadas la que llevó a Rosati a reinterpretar estas iconografías, que amplían las fronteras de la representación femenina y que desafían el estatuto de la mujer como objeto del deseo masculino.
El cruce de archivos feministas anglosajones con objetos vinculados a mujeres de entresiglos de actuación local le permite a Rosati abrir un diálogo entre acervos que no se habían comunicado. ¿Qué agencias desplegaron las mujeres argentinas a fines del siglo xix? ¿Existen nexos entre esas disputas y nuestra contemporaneidad? ¿Cuál es la naturaleza del archivo, que oculta y devela? La apropiación de estas imágenes, vueltas a trazar por Rosati sobre el dispositivo escolar de las hojas perforadas, desordena la linealidad historicista, instaura preguntas que perturban el pasado e interroga nuestro presente vibrante.
Georgina G. Gluzman
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